Madrid cambia, se adapta, se transforma. Sus edificios no solo guardan ladrillos, sino también la historia viva de una ciudad que nunca deja de construirse a sí misma. En el distrito de Arganzuela, junto al río Manzanares, el Mercado de Legazpi se prepara para empezar una nueva etapa: la de convertirse en complejo administrativo del Ayuntamiento de Madrid.

Una segunda vida para el Mercado de Legazpi

El entorno del río Manzanares fue tradicionalmente un emplazamiento clave: allí se ubicaban mercados de frutas, hortalizas, ganado y mataderos municipales. Era un centro de comercio, un punto de encuentro entre el campo y la ciudad, y un nexo entre el río y el centro de la capital. Con el tiempo, el crecimiento urbano y la aparición de nuevas infraestructuras de abastecimiento cambiaron completamente el entorno y su función.

Ahora el Ayuntamiento de Madrid está transformando el antiguo Mercado de Legazpi en un gran complejo administrativo donde se unificarán múltiples oficinas municipales actualmente dispersas. Las nuevas instalaciones podrán albergar hasta 2.500 puestos de trabajo.

Así será el Mercado de Legazpi tras la rehabilitación

La rehabilitación no solo busca darle un uso funcional al espacio, sino también poner en valor su riqueza patrimonial. Con un presupuesto de 77,8 millones de euros, el proyecto se amortizará en unos cinco años gracias al ahorro de 14,7 millones anuales en alquileres que el consistorio dejará de pagar.

Un proyecto funcional para Madrid

El nuevo complejo consistirá en un edificio de forma triangular que se articulará alrededor de una gran plaza central bajo la que se construirán dos sótanos. La superficie total superará los 46.100 m², a los que se sumarán más de 8.400 m² de la plaza.

El edificio tendrá dos plantas y una entreplanta donde las alturas lo permitan. Albergará oficinas abiertas, despachos, salas de reuniones y aseos. En el primer nivel bajo la plaza central, habrá aulas de formación, zona de archivos y una sala polivalente, mientras que el segundo nivel estará dedicado a aparcamiento. En cuanto a la plaza, servirá de zona de distribución hacia los distintos accesos al edificio y también actuará como espacio de uso público, integrándose en la vida del barrio.

Estado
Recreación
Recreación que muestra el antes y después del Mercado de Legazpi

La estructura de hormigón del edificio, protegida por su valor histórico, se respetará. Por su parte, los nuevos acabados seguirán una línea estética coherente con la arquitectura original y su entorno.

Aunque se estima que el proyecto finalizará al comienzo del próximo mandato, se prevé una recepción parcial en la segunda mitad de 2026. Así, los primeros trabajadores del Ayuntamiento podrían instalarse en primavera de 2027.

El Mercado de Legazpi, una obra de vanguardia en su tiempo

El Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi nació dentro del plan municipal para modernizar el abastecimiento de Madrid en los años 30 del siglo XX. Dentro de la nueva política de mercados públicos, su construcción fue una de las primeras apuestas por mejorar el servicio y las condiciones laborales. Sustituía al antiguo Mercado Central de la plaza de la Cebada.

Mercado de Legazpi en los años 30. Imagen de Memoria de Madrid.
Mercado de Legazpi en los años 30. Imagen de Memoria de Madrid.

Proyectado en 1931 y finalizado en 1935, se levantó en terrenos de la antigua Dehesa de la Arganzuela. Ocupaba una parcela triangular conocida como Pico del Pañuelo, junto al río Manzanares y el Puente de la Princesa. El proyecto fue obra del arquitecto Francisco Javier Ferrero Llusiá, con estructuras del ingeniero Alfonso Peña Boeuf. Sin embargo, los primeros planos datan de 1926 y los firmó el entonces arquitecto municipal Luis Bellido.

Fue uno de los primeros ejemplos de uso del hormigón armado a gran escala en Madrid. Destacaba por la claridad y calidad de su estructura. Además, representó también una muestra de arquitectura racionalista, en la que la belleza reside en la utilidad y la ausencia de ornamento. Voladizos que protegían del sol, cristaleras contra el calor y techos bajos para facilitar la limpieza fueron algunas de sus soluciones innovadoras.

Imágenes de los años 50 y 60 en los alrededores del Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi. Fotografías compartidas por usuarios de https://www.memoriademadrid.es/

En una época en la que los mercados eran mucho más que puntos de venta, este edificio fue una declaración de intenciones: una apuesta por el futuro, la funcionalidad y una nueva forma de pensar el urbanismo madrileño.

Del uso original a distintas finalidades

Durante décadas, el Mercado de Legazpi fue el gran centro de distribución de frutas y verduras de Madrid. Sin embargo, su función original se perdió cuando en 1983 se inauguró el Mercado Central de Frutas y Hortalizas, dentro de Mercamadrid, donde se centralizaron los mercados mayoristas de la ciudad. Esto posteriormente llevó al deterioro progresivo del edificio.

Desde entonces, las instalaciones de Legazpi vivieron una serie de operaciones de reforma interior. Continuó usándose como almacén, pero también se habilitaron áreas para talleres, oficinas e incluso como base del SAMUR y Almacén de Villa.

Estado
Recreación
Recreación que muestra el antes y el después del futuro Mercado de Legazpi

El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 calificó la parcela del antiguo Mercado de Legazpi como de uso para la Administración Pública, lo que abrió la puerta a proyectos como el actual. En 2008, una modificación del Plan General aumentó su edificabilidad.

Arquitectura que dialoga con el presente

El Mercado de Legazpi no es solo un edificio: es un símbolo. Para los vecinos de Arganzuela, es una parte esencial de su memoria colectiva, ya que son generaciones las que crecieron viendo cómo se descargaban las mercancías en sus instalaciones.

La transformación del Mercado de Legazpi es una apuesta por el equilibrio entre historia e innovación que permitirá reactivar todo el entorno, promover el comercio local e incrementar los servicios a los ciudadanos. Un proyecto que conservará la esencia del edificio, adaptándolo a las necesidades del siglo XXI. Su nueva etapa como complejo administrativo no borra su pasado: lo reinterpreta.

Recuperar el Mercado de Legazpi es entender que las ciudades no son solo construcciones, sino relatos vivos. Cada ladrillo guarda una historia, y este punto emblemático de Arganzuela volverá a formar parte activa del presente de Madrid.